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Carlo Gesualdo

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5 Madrigals (5 Madrigales)

A

Ahi, troppo saggia nell’ errar feliceAll'apparir di quelle luci ardentiAmor, pace non cheroAve Regina coelorumAve, dulcissima Maria

B

Baci soavi e cari (Besos dulce y querida)Bella AngiolettaBeltà poi che t'assenti (Belleza entonces que t'assenti)

C

Candida man qual neveCanzon francese del Principe (Canzon Francés Prince)Che fai meco, mio cor (¿Qué estás haciendo conmigo, mi corazón)Chiaro risplender suole (Luz para brillar soles)Come esser può ch’io vivaCome vivi cor mio (¿Cómo me siento mi corazón)

D

Dalle odorate spoglieDanzan le Ninfe onesteDeh, come invan sospiro (¡Ah, qué vano suspiro)Deh, coprite il bel seno (Ah, cubra los pechos hermosos)Dolcissima mia vita (Mi vida dulce)

E

Ecce quomodo moritur justus

F

Felice primaveraFrenò Tirsi il desio

G

Gagliarda del Principe di Venosa (Gagliarda príncipe de Venosa)Gehlo ha Madonna il senoGià piansi nel dolore (Sí lloré de dolor)Gioite voi col canto (Alegraos en el canto)

I

Io parto e non più dissi (Me voy y no dijo nada más)Io pur respiro in così gran dolore (Todavía aliento en tanto dolor)Io tacerò, ma nel silenzio mio (Voy a estar en silencio, pero en mi silencio)Itene o miei sospiri

L

Luci serene e chiare (Luci serena y clara)

M

Madonna, io ben vorreiMadrigals, Books 1-6 (Madrigales, Books 1-6)Madrigals, Libro 1 (Madrigales, Libro 1)Madrigals, Libro 2 (Madrigales, Libro 2)Madrigals, Libro 3 (Madrigales, Libro 3)Madrigals, Libro 4 (Madrigales, Libro 4)Madrigals, Libro 5 (Madrigales, Libro 5)Madrigals, Libro 6 (Madrigales, Libro 6)Madrigals, Libro 7 (Madrigales, Libro 7)Maria Mater GratiaeMentre Madonna il lasso fianco posaMentre, mia stella miriMille volte il dí moro (Mil veces al moro días)Miserere mei, DeusMoro, lasso, al mio duolo (Moro, lazo, al mio duolo)

N

Non e questa la mano (¿No es esta la mano)Non mai non cangeroNon mi toglia il ben mioNon mirar, non mirare

O

O dolce mio martireO dolce mio tesoroO vos omnesOr, che in gioia (O que en la alegría)

P

Plange quasi virgo (Plange cuasi virgo)

Q

Quanto ha di dolce AmoreQuesta crudele e pia (Esta cruel y piadosa)Questi leggiadri odorosetti fiori (Estas flores agraciado odorosetti)

R

Responsoria, et alia ad officium Hebdomadæ Sanctæ spectantiaResta di darmi noia (Recuerde que debe darme el aburrimiento)

S

S’io non miro non moro (S'io no miro no moro)Se da sì nobil manoSe la mia morte brami (Se la morte mia Brami)Sepulto DominoSì gioioso mi fanno i dolor mieiSicut ovis ad occisionemSon sì belle le rose

T

Tall'or sano desio (Tall'or sano deseo)Tirsi morir volea (Thyrsis deseaba morir)Tristis est anima meaTu piangi, o filli mia (Tu Piangi, o Filli mia)
Wikipedia
8 de septiembre de 1613 (47
Carlo Gesualdo, príncipe de Venosa y conde de Conza (Venosa, Basilicata, 8 de marzo de 1566-Avellino, Campania, 8 de septiembre de 1613), fue un compositor italiano, una de las figuras más significativas del Renacimiento.
Era el segundo hijo de Fabrizio Gesualdo, nacido en el seno de una familia aristocrática estrechamente relacionada con la Iglesia; era sobrino del arzobispo de Nápoles, Alfonso Gesualdo y de san Carlos Borromeo, y sobrino nieto del Papa Pío IV. Cuando murió su hermano mayor, heredó los títulos y derechos dinásticos de la familia, a la que pertenecía el principado de Venosa desde 1560. Comenzó sus estudios musicales en la academia fundada por su padre y frecuentada por importantes músicos. Recibió a muy temprana edad clases de laúd y de composición, probablemente su maestro fue Pomponio Nenna.
En 1586, se casó con su prima, María de Ávalos, hija del duque de Pescara; ella fue sorprendida cometiendo adulterio, y Gesualdo la asesinó junto a su amante, en octubre de 1590. El ensañamiento y salvajismo con el que cometió el crimen convulsionó a la sociedad de la época. Este acto hizo que se retirara a su mansión en la ciudad de Gesualdo, para escapar de la ira de las familias de los asesinados. En 1593, con la ayuda de su tío el arzobispo, contrajo matrimonio con Leonor de Este, hija del marqués Alfonso de Este pero, debido a las infidelidades del compositor, el matrimonio fracasó. Tuvo dos hijos, cada uno de ellos de diferente matrimonio. El primero fue muerto en 1600, siendo un bebé, por asfixia, que fue imputada a Gesualdo, quien sospechaba que no era hijo suyo. Esto lo afectó notablemente, lo que podría ser el punto de partida de la particular penitencia que se autoadministró. Consideró la muerte de sus hijos como castigo de la justicia divina, y vivió atormentado hasta sus últimos días. Para expiar sus culpas, se sometió a prácticas masoquistas que incluían escenas de flagelación con muchachos para, según sus palabras, «cazar a sus demonios». Después de una de estas sesiones, se encontró a Carlo Gesualdo muerto y desnudo el 8 de septiembre de 1613. Según algunas fuentes, su muerte fue un suicidio, pero otras indican que podría haber sido asesinado por alguno de los jóvenes con los que se flagelaba. Abrumado por la muerte de su primogénito, quien cayó de un caballo a los 26 años de edad, se retiró dieciocho días en la antecámara de la camara del zembalo (del clavecín), al cabo de los cuales fue hallado sin vida. ​
En 1586, se casó con su prima María de Ávalos, nieta de Carlo, conde de Montesarchio, y de Sveva Gesualdo. El matrimonio se celebró en Nápoles el 28 de mayo de 1586, con dispensa del papa Sixto V, en la iglesia de San Domingo Mayor, situada cerca del palacio donde habitaba la familia Gesualdo. Carlo tenía veinte años y María, veinticuatro; de su matrimonio nacería Emanuele.
Un día, María conoció al duque de Andría y conde de Ruvo, Fabrizio Carafa, de quien se enamoró, a pesar de que este estaba casado con María Carafa. Ambos se sintieron incapaces de escapar a la condición de meros amantes; estaban decididos a superar todos los obstáculos para encontrarse juntos. De esta manera, debido al sentido del honor y del castigo que poseía Gesualdo, era evidente que los amantes estaban arriesgando sus vidas. Mientras los amantes seguían frecuentándose, Gesualdo, que había detectado las mentiras de su mujer, permaneció en casa, en espera del momento propicio para una venganza que ya había sido ideada y planificada por el príncipe. El 16 de octubre de 1590, el príncipe le dijo a María que si acaso fuera a necesitarlo, partiría hacia la caza en el bosque de los Astroni y volvería dos días después. Era este el broche definitivo y el punto de inicio de un plan que estaba preparado al mínimo detalle. En la noche del martes al miércoles 17 de octubre de 1590, los dos amantes fueron atrapados en flagrante adulterio en la cámara del lecho de María y fueron bárbaramente ajusticiados y descuartizados.
De la violencia homicida cometida, Carlo fue libre de responsabilidad. Las circunstancias lo justificaban desde el punto de vista del Derecho y de las costumbres de la época; tanto es así que el virrey de Nápoles, Juan de Zúñiga Avellaneda y Bazán, a quien Gesualdo acudió inmediatamente para dar noticia de lo acaecido, le exhortó a irse de Nápoles no para escapar de la ley, sino para no exacerbar con su presencia el resentimiento de los familiares de los muertos. Entendiendo esto, la partida de Carlo desde Nápoles hacia su inexpugnable castillo-fortaleza, a 75 kilómetros de ahí, fue más una cuestión de venganzas por mano propia que de justicia por parte de las autoridades. El proceso se archivó un día después de su apertura.
Las excelentes relaciones de su familia con la Iglesia hicieron que su obra no sufriera ningún tipo de censura. Sus composiciones se salen de los cánones de la época: Gesualdo no tenía que agradar a nadie, escribía para sí mismo, el resultado fue una obra original, extraña y sorprendente en el Renacimiento. Fue así de extraña por su uso constante de la disonancia y del cromatismo, algo impensable para la época que veía en su seno el inicio de una protoarmonía tonal que se desarrollaría en el barroco como, por ejemplo, con el Tratado de armonía, de Jean Phillippe Rameau (1722). Por ello, se considera que Gesualdo fue un adelantado de su época.
Su obra se vio influida por el carácter nuevo de la música de Luzzasco Luzzaschi, a quien conoció en Ferrara y a quien dedicó en 1594 su cuarto libro de madrigales.